26 agosto 2008

29 junio 2008

Felicidad!!!!



Pueden creer que todo este tiempo he estado pensando en la Felicidad y finalmente me he dado cuenta que
¡¡¡¡ S o y F E L I Z!!!!!

09 abril 2008

Lo mejor de España

Saben que fue lo mejor de mi viaje a España??


Pues, aparte de los jamones serranos,

de los molinos de viento del Quijote,

de la plaza mayor,

de la ciudad de Toledo,

de los guapos españoles,

de las tremendas tiendas de libros y música,

de los museos,

de los calamares?


La Violeta: La malagueña salerosa, la de ojitos del color del cielo español.

22 marzo 2008

Pongamos que te toco, te huelo, te veo de nuevo, pongamos que hablo de Madrid.



Madrid: Si no se cae el avión me tendrás otra vez para caminar por el sendero del manzanares y oler tus cocinas a calamares y mucho más....

Y a ti:
Te requetecontraquiero, y gracias por todo!
Y a ustedes también.(mis niños hermosos), los amo con todo mi corazón.
arto mucho, demasiado.
Todo esto y esto.

08 marzo 2008

A ti

Cristián Warnken
Jueves 06 de Marzo de 2008

A ti que lees estas líneas, que estás bajando por una de las tantas autopistas de la ciudad en esta mañana de marzo o, tal vez, estás en un vagón del Metro -con la mirada extraviada, como todos los que viajan a esta hora-, o paladeas el primer café y recorres distraído las páginas de este diario, buscando algo que no sabes qué es. A ti, que llevas a tus hijos al colegio y que acabas de no escuchar una pregunta que te hizo tu hija más pequeña, porque estabas pensando en otra cosa. A ti, que acabas de salir de la ducha y te ves un instante en el espejo. A ti, que pasas rápido a mi lado y casi me empujas y no me ves. A ti, que -con apenas 18 años- te levantas con el tedio pegado en el alma y te enchufas al computador para no abrir la ventana de tu pieza que da al jardín. A ti, que miras a tu marido todavía dormir a tu lado, y ves su nuca y su piel gastada, y sientes en el centro de tu pecho un hueco, la sensación de un cansancio del que quisieras huir a miles de kilómetros de ahí. A ti, que estás comprando el pan sin emocionarte con su olor y su temperatura. A ti, que entraste al cajero automático y descubriste que el saldo de tu cuenta era negativo, y sientes miedo, rabia, angustia. A ti, que acabas de dejar a tu niño en la sala cuna y te fuiste sin cantarle esa canción "que a él tanto le gusta". A ti, que acabas de entrar en la oficina y te dispones a iniciar un día igual a todos los días, trabajando sin amor por lo que haces, como pieza de un engranaje que te devora.

A ti quiero agarrarte de la solapa, del brazo -con respeto, pero con fuerza-, a ti quiero detenerte en tu carrera loca y decirte lo que tal vez nadie te ha dicho nunca, porque no se enseña en los colegios ni aparece en los diarios. Yo no soy nadie para quitarte cinco minutos de tu atiborrada y desesperada agenda, soy uno más entre los millones que bajan esta mañana a comenzar un día más en la ciudad. Entonces, ¿por qué habrías de desconectarte de tu "iPod" o apagar tu celular para escucharme? Pensarás acaso que soy un predicador más, un vendedor de seguros, o alguien que quiere robarte a plena luz del día. Sé que me mirarás con recelo, con molestia, con desconfianza.

A ti, que me oyes pendiente de tu reloj, quiero decirte, antes de que desaparezcas devorado por la multitud: "El hombre es desgraciado porque no sabe que es feliz. ¡Eso es todo! Si cualquiera llega a descubrirlo, será feliz de inmediato, en ese mismo minuto. Todo es bueno".

¿Y eso era todo? -me dirás-. Sí, y te digo: todo lo demás, fuera de eso, es nada.

Si te he agarrado de la solapa y te he abordado a esta hora de la mañana de este jueves que escribo es para decirte que eres feliz y no lo sabes. Y que eso que te dije lo dijo una vez un hombre como tú, que se llamó Dostoyevksi. Y yo, ¿quién soy para hablarte así, para entrar en tu privacidad y leerte la cita de un ruso que no conoces? Yo soy el muerto. Yo estoy muerto, tú estás vivo.

¿Muerto tú? -me dirás-. ¡Pero si puedo tocarte y verte y oírte!

Sí, pero estoy muerto. Yo me levantaba en las mañanas como tú, prendía la radio como tú, paladeaba un café como tú, miraba distraído las primeras nubes en el cielo, y llevaba a mi hijo al jardín, y no sabía que era feliz, que estaba vivo. No lo sabía, como tú no lo sabes, como no lo saben tantos que no pisan con placer las primeras hojas del otoño, que no se detienen a ver los primeros rayos de luz colarse por la ventana para entibiar la piel del o la que duerme todavía a tu lado.

Pero esto, en realidad, no me lo enseñó Dostoyevksi, sino mi pequeño hijo Clemente, un niño como millones de niños que en este momento son llevados al colegio, un niño que me hizo una pregunta que no escuché una mañana de un jueves como hoy. ¡Eres feliz y no lo sabes! Eso es lo que enseñan los niños que mueren, eso lo aprendemos de un golpe los que morimos con ellos, eso es lo que los vivos como tú no pueden escuchar.

02 febrero 2008

Toy Feliz!!!

Estoy con la caña,
pero feliz!!
por fin comenzaron las vacaciones
a partir de hoy mismo!!!
y también porque:
siempre que pienso en algo,
siempre que deseo algo,
siempre que se me pone una idea,
entre ceja y ceja,
pasa que se cumple lo estoy deseando!!
y claro, lo que más quiero en estos
momentos es pegarme una "arrancadita"
a las Europas, pasar a conocer a
la Violetita personalmente!!
Y yap, casi todo listo,
casi todo dispuesto,
pa marzo estarían los boletos,
asi no más es po.
ustedes también deberían pensar
y concentrarse en algo que desearan mucho
y capaz que como a mi se les cumpla su deseo!!

20 enero 2008

Bienvenida Violeta


A la ronda, ronda
Que nació mi niña
Rosas y luceros
Se mueren de envidia.
A la ronda, ronda
Que de madrugada
El sol, su rey mago;
La luna, su hada.
A la ronda, ronda
Mi mayor fortuna:
es mi mariposa
En capullo cuna.









08 enero 2008

De Cristian Warnken a su hijo Clemente, publicada en su columna del mercurio

Llora por ti tu jardín,
que siempre insistías en llamar "mi jardín".
Llora el intruso gato blanco y negro,
que merodeaba por las tardes y que tú llamabas mi gato amigo.
Llora el cerro Manquehue, que veías desde la ventana de tu pieza.
Llora la plaza de Almirante Acevedo,
alrededor de la cual corrías una y otra vez,
como un Forrest Gump de tres años.
Lloran los resbalines que te vieron crecer en temeridad
y por los que te lanzabas con gozo.
Llora la montaña del camino de La Pirámide,
destrozada por la construcción de autopistas
y a la que decías "pobre montaña".
Llora tu nana, a la que llamabas "mi reina",
"mi Karencita hermosa", piropero precoz.
Lloran las fuentes de agua,
ante las que te quedabas en éxtasis mirando caer el agua,
el agua que te asombró más que nada en el mundo,
el agua de los ríos, el agua de las llaves de agua de la casa,
que abrías sin cesar, el agua del mar, oh, tu locura por el agua,
Clemente, toda el agua del mundo llora por ti,
y mana en nuestras lágrimas.
Lloran por ti Whinnie the Poo y Tigret y Christopher Robbin,
y todos sus amigos, porque en sus libros de aventuras te sentías en familia.
Tú eras como Whinnie the Poo, tierno, goloso, amical.
Llora por ti tu chupete gastado y fiel,
que intentamos vanamente botar tantas veces y que ahora te espera
sobre la almohada vacía.
Lloran por ti las esculturas del Parque de las Esculturas
de Pedro de Valdivia, donde fuimos el día antes de tu partida,
a correr, a subir al olmo gigante;
llora por ti la escultura del ángel sin cabeza que miraste extrañado,
llora por ti la librería Ulises,
donde estuvimos esa misma tarde y donde hojeaste libros sobre un sillón de cuero.
Llora por ti el libro de "Willie, el oso", que te regaló esa tarde Benjamín, el librero,
y que no alcancé a leerte.
Llora la escalera de madera de nuestra casa,
que bajaste todas las mañanas de tus días.
Llora el espejo del baño hacia el cual te empinabas para mirarte,
como si fuera extraño tu propio rostro,
oh, hermoso, demasiado hermoso para durar aquí,
al otro lado del reflejo.
Llora la canción "Cangrejito" del grupo Zapallo,
que bailaste tantas veces y querías volver a escuchar,
pero que se perdió en algun rincón de nuestro bello desorden.
Llorará la lluvia en invierno cuando no te encuentre debajo del panel de vidrio, mirándola gota a gota.
Lloran los caballos del Club de Polo que siempre venías a espiar.
Lloran los cuadros de Santos Guerra que cuelgan de nuestras murallas,
y el pueblo de cuento y sus personajes a los que saludábamos como si fueran reales,
el hombre del paraguas verde,
tus amigos al otro lado del sueño.
Llora la playa de Wailandia,
donde corrimos mojándonos los pies con las olas,
qué fiesta, qué gritos, qué risa.
Lloran las gaviotas que pasaban por ahí,
llora el restaurant Caleuche,
donde fuimos a ver la puesta de sol con Angélica y Laura,
llora el rayo verde que nunca se hizo ver.
Llora el Estadio Santa Rosa de Las Condes,
donde apenas empezabas a ir a clases de fútbol,
estadio que desaparecerá,
como desaparece todo y todos, porque somos un duelo sin fin.
Llora el Parque Forestal donde naciste,
llora la calle Ismael Valdés Vergara.
Lloran los taxis en los que te gustaba que te llevara en las mañanas a tu jardín.
Lloran los tres cojines que tú mismo instalabas obsesivo,
hasta que quedaran perfectos (y tu decías "perfecto"),
adonde posabas tu cabecita llena de rulos para tomarte tu mamadera.
Todos lloran, también tu piscina amada,
que te vio, dichoso, nadar, ¡cómo llora desconsolada!
Lloran las cosas que tocaste, los lugares donde anduviste,
y lloramos nosotros, ya sin lágrimas.
Entonces, ¿por qué ríes, por qué tu cara pura de niño muerto insiste en reír,
mientras todos lloran sin consuelo?
¿Por qué ríes, Clemente, amor mío, dolor nuestro
?

03 enero 2008

Yo quiero adelgazar

Había pensado que el 2008, me haría unos buenos "arreglos", sin embargo, sólo me he decidido a "enchular" un poquito el blog.

Bueno, la verdad inscribí en el gimnasio, ahí estoy, sudando....


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